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lunes, 15 de octubre de 2012

Un vino de las alturas.


Un rumor llega hasta nosotras, Ramón Bilbao (la bodega riojana que conquista el mercado con sus caldos afrutados) ha sacado un nuevo producto, un nuevo vino con el que pretenden conquistarnos sacando lo mejor de sus viñedos situados en lo más alto. Viñedos de Altura, se llama. Elaborado 50% Tempranillo, 50% Garnacha. La presentación desde luego es acertada, con una etiqueta de color rojo vino, de edición limitada. No dudamos en contactar con la distribuidora para poder catarlo.
Me apasiona ese color, me encanta como huele la botella al abrirlo. Me encanta los nervios que se me traducen en emoción cuando tengo delante una botella de Ramón Bilbao. Cualquier persona delante mío puede ver lo que esta bodega me produce. Intento controlar las emociones, pero no puedo evitar sonreír cuando me gusta algo, cuando algo me apasiona. Disculpad que esa niña que llevo dentro emocionada hoy se escape y corretee por las calles de los aromas y los sabores, los recuerdos que todo ello produce. Me gusta recordar y soñar mientras pruebo este vino.


Miedo y nervios. Miedo por no gustarme, nervios por la duda, la expectativa que en ti creas por ser un vino de una bodega que hasta la fecha hace vinos con mucho reconocimiento tanto por el público consumidor como por los profesionales del sector. Llega el momento, descorchas la botella, compruebas que el corcho este bien y te dispones a servir en la copa. Me gusta lo que veo, lo que huelo y cuando lo pruebo. Un vino completo, mil sensaciones en una: todo lo que me gusta está presente, los tonos balsámicos, tostados, salinos y los frutales, por supuesto.

Leyendo la nota de cata que te da la bodega dice que marida perfectamente con las comidas especiadas de estilo oriental -¡ Ya sé a quién le voy a recomendar este vino!- y para ello lo ponemos a prueba, lo maridamos con albóndigas con salsa agridulce, con galleta de chocolate, huevos fritos y con comida china. Resultado: ¡¡Quiero una caja de Viñedos de Altura!! Lo que nosotras denominamos maridaje completo, porque marida a la perfección con todo. Estoy segura de que os encantará.


Ficha de cata

Ramon Bilbao Viñedos de Altura 2009

D.O. Ca. Rioja
Bodega: Ramón  Bilbao
Variedad: Tempranillo, Garnacha
Precio: 10,70 € (en Vinuranto)
Color: rojo picota con ribetes fucsias y reflejos ligeros de ambar. Lágrima densa y de caida lenta.
En nariz recuerdos a tonos tostados con toque de vainilla, toques balsámicos- hinojo, pimienta-, toffee, y frutos rojos.
En boca entra ligero y dulce, tanino dulce que limpia la boca, fresco y retrogusto tostado (almendras, frutos secos), toque chispeante que proviene de los tonos balsámicos, con un toque salino. Postgusto dulce y persistente. En palabras de Nuria “parece más un Ribera que un Rioja”.
Nuestro maridaje: albóndigas de pavo con salsa agridulce, galleta de chocolate, huevos fritos y comida china. Muy, muy bueno con todo.


Un vino nuevo que estamos seguros encantará y sorprenderá a todos. ¿Tu qué piensas?.


Ginny.

martes, 4 de septiembre de 2012

Una pequeña joya de El Bierzo


Os contaré la verdadero historia de este vino, aun a pesar de ser un poco auto bombo, no conozco otra manera de compartir con todos vosotros este vino que encontramos un poco por casualidad.

Uno de los eventos más acertados de este año, a mi juicio, es el que organizó la afamada Guía de vinos nacionales Peñín el pasado mes de Mayo (el Salón 5 estrellas). Nuria y yo asistimos a este salón convencidas de que conoceríamos una variedad amplia de vino que encajaran en nuestro catalogo y que, de paso, más de uno se iba a convertir en favorito.

Viniendo de una denominación de origen poco común en el mercado, y de uvas autóctonas (Godello y Doña Blanca), este vino no es uno de esos que pasen desapercibidos. En mi cuaderno de catas alrededor de su nombre esta lleno de notaciones y de impresiones. Mejora con el tiempo, mejor cuanta más oxigenación y si lo tienes en la nevera y lo tomas en un par de días, te aseguro que no pasará nada, y lo que al principio te gustaba te encantará, y lo que te encantará después te fascinará. Pero dudo, que este vino dure más de dos días en tu casa. Si te gustan los blancos llenos de matices, este es uno de ellos. Fácil de beber, potente, equilibrado, con toques frutales, de pastelería, floral, cítricos, minerales y balsámico. Todo en su justo equilibrio, un viaje de sensaciones impresionantes. Os invito a que lo probéis, y compartáis aquí vuestra experiencia.



Buena relación calidad-precio es un vino ideal para pastas y marisco. Me encantó, nos encantó y por ello, 2 meses después de haberlo tomado os recomiendo este blanco de la Denominación de Origen El Bierzo. Un gran blanco.

La nota de cata nuestra fue la siguiente:

Cíbola 2009. D.O. El Bierzo

Colo: amarillo pálido con reflejos dorados y verdes.

En boca entra flojito pero va cogiendo cuerpo. Recuerdos a pasteleria, muy ligero, toque amargo de lima al final. Retronasal  de lima y piña, con toques a pastelería.

Postgusto dulce. Fácil de beber. Irresistible.

Nuestro maridaje: carne picada con asadillo de pimientos con el que resalta los tonos cítricos.

Con comida china, el rollito le salen los toques minerales y a tierra mojada con manzana. Con el cerdo agridulce destacan los recuerdos balsámicos y minerales (una vez más), y con unos tallarines recuerda a tarta de manzana.

Me gustaría saber, ¿conocéis este vino? ¿Qué opinión os merece?.


Ginny.

martes, 3 de julio de 2012

¿Como hacer una cata?.Mini guía


No es tan complicado como parece. El mundo del vino esta lleno de términos un tanto técnicos o por lo menos difícil de manejar. Pero nada más lejos de la realidad. Aquí no vamos a tratar de que seamos profesionales, sino de que podáis hacer una cata y no cortaros a la hora de expresar vuestra opinión acerca de un vino.



Lo primero de todo ¿Qué es catar? Catar no es ni más ni menos que fijarnos en lo que estamos bebiendo, sacarle el mayor partido a una copa de vino. Es decir, fijarnos en el color, en los aromas – a que nos recuerda lo que olemos (el vino tiene esa pequeña virtud de hacernos viajar sin necesidad de movernos de nuestra casa)-, y en el gusto – ¿ a qué nos sabe? Nos recuerda tal vez a manzana, frutos rojos, o tal vez almendras o vainilla-.
Lo bueno que tiene catar es que no es una ciencia exacta. A cada uno le puede recordar a cosas distintas, pues no todos tenemos en nuestra memoria los mismos olores y sabores. Por ejemplo, nosotras dos mismamente, somos muy diferentes y mientras a Nuria en un vino puede sacarle la grosella, a mi en cambio me puede recordar más a tonos tostados (que provienen de la crianza en madera) o los tonos balsámicos (hierbas, especias) mientras que a Nuria esos tonos tostados y “verdes” (como les llamo yo) le aparecen al final.

En una cata tenemos que recordar también que influye nuestro estado de ánimo, la compañía, los olores, el ambiente etc Y un día que estemos muy cansados podemos no llegar a sacar matices pero si apreciar que un vino está bueno y nos gusta, y para ese día será más que suficiente.

Una vez dicho esto tenemos que fijarnos que para hacer una correcta cata hay que estar relajado y sin elementos que nos puedan distraer. A la hora de mirar el color hay que hacerlo con la copa ligeramente inclinada, con poco vino servido en la copa, sobre un fondo blanco y mirando a través de lo que sería el balón de la copa, desde arriba.

Para sacar el aroma, lo mejor es primero en reposado acercárselo ligeramente a la nariz para ver la intensidad que tiene. Para sacar más matices agitamos en círculos la copa y volvemos a oler. Notaremos que los aromas ahora son más fácilmente perceptibles. Al agitar la copa lo que hemos hecho es que la copa se impregne bien de vino y por lo tanto, podamos distinguir mejor sus propiedades.

--Atención!! ¡¡No agitéis el cava!! O la burbuja desaparecerá y eso ya no será cava... 

En la fase de “nariz”, no debemos sobrecargar nuestras fosas nasales, pues tienden a obturarse si forzamos demasiado o intentamos acercarnos la copa varias veces seguidas.

Una vez apreciadas las anteriores pasamos a dar un ligero sorbo de vino. lo pasamos bien por la boca. Y lo tragamos. Lo fundamental en este paso, bajo mi punto de vista, es concentrarse bien en los sabores del vino, del postgusto que nos deja. Y tan pronto lo traguemos, apuntar todas las sensaciones percibidas. Maridado el vino cambia completamente, incluso con un buen vino, el primer sorbo nunca será el mismo al segundo, ni al tercero.

¿Os atrevéis a hacer una cata? Si al principio no sale, no os estreseis. Es todo cuestión de practica y forzar la mente a que se lo curre un poco cuando tenemos intención de catar.

Para catar sobre todo los aromas (para mí la parte más complicada), podemos probar a oler las especias que tenemos en casa, cuando cocinamos, aspirar esos vapores que nos llegan (seguro que esas amas de casa que cocinan a diario les será fácil)... Poco a poco iremos cogiendo matices. Practica, practica, practica. Esa es la clave. Y no solo con el vino, sino con cada cosa que tomemos hacer la cata para  ir acostumbrándonos.


Aquí os dejo una pequeña guía (breve pero intensa) de alguno de los conceptos más comunes usados en la cata:

En relación a la acidez:

Un vino puede ser:

-Cálido (sin acidez, o muy poca acidez)
-Fresco (con la acidez justa)
-Vivo, Muy vivo (cuando la acidez se nota)
-Nervioso (cuando la acidez es el protagonista en el vino)

En cuanto a la dulzura del vino (lo primero que se nota en un vino, en la punta de la lengua):

-Muy secos
-Secos
-Amables o golosos (cuando se nota pero no es la protagonista)
-Dulce (el dulzor destaca sobre los demás

Cuando hablamos de dulzura, es común decir que “es un vino suave” como significado que tiene un buen dulzor, un toque dulce que lo hace agradable.

En cuanto a la temperatura del mismo, un pequeño truco pero muy útil: la sensación cálida de un vino se refiere al alcohol. Ese calorcillo que notamos en boca cuando bebemos, nos es ni más ni menos que el alcohol, no confundir con la dulzura o la acidez. Cuando en el mundo de la cata se habla de “vino fresco”, como ya he anotado antes, se refiere a la acidez.

Justo en la mitad del la lengua, en el medio. Ahí. Se notan los sabores salados ¡¡Mis favoritos!! Los aromas salinos, que pueden ser en un albariño por criarse al borde del mar o en una cepa vieja, porque la uva absorbe las sales minerales del suelo.

Y por último, el termino tanino, tantas veces leído y escuchado a expertos, no es ni más ni menos que la astringencia que  notamos en boca, esa sequedad que nos hace difícil segregar saliva. Cuando se habla de un buen tanino, estamos ante un buen vino, con cuerpo, que durará en el tiempo.

Estoy segura que en  poco tiempo, seréis grandes catadores. Tal vez no profesionales, pero si lo suficiente para poder vuestra opinión sin temor alguno a hacer el ridículo.




 Ginny.