En muchas ocasiones me resulta difícil separar el "deber" de la pasión, pensar con cabeza fría cuando mi corazón está dando saltos de alegría (represión se llama), y como es natural esto es lo que me ocurre con Palacio de la Vega. Me resulta difícil no emocionarme cuando veo un vino de esta bodega. Incluso ahora me veo escribiendo (a la antigua usanza, con papel y lápiz) con precaución para no resultar fría ni emocionada en exceso. Y es lo que siempre me pasa, me emociono cuando escribo sobre un vino que me gusta, que me ha sorprendido. Y sigo pues, los dictados de mi corazón, lo que mi intuición me dice: cabeza y pasión, perfecto equilibrio (a veces lo conseguiré y otras, no tanto). Eso haré y así os presentaré (o lo intentaré) el vino que hoy me ocupa.
Conociendo ya la bodega de Palacio de la Vega y tres de sus cuatro vinos - Chardonnay, rosado y el impresionante Conde de la Vega- tenía ganas de probar su crianza, que no sé porque cada vez que veía el catalogo de esta bodega, me pasaba desapercibido. Tenía miedo de que me decepcionara. De origen Navarro, uno espera grandes cosas de los vinos de esta tierra- vinos complejos, con cuerpo. Pero la experiencia con Palacio de la Vega Crianza 2008 no ha podido ser más satisfactoria.
Como ya os hemos contado en alguna ocasión, Nuria y yo somos tan diferentes como la noche y el día, y en cuestión de vinos no iba a ser distinto. Nos sorprendió a ambas lo completo que este vino, fácil de beber, ligero, y otras cualidades que luego os contaré. Fue la primera vez que nos daba pena terminar una botella: "Voy a pedir una caja de este vino pero no para venderla sino para tomarla nosotras todos los días". Esa fue mi sentencia y Nuria estaba encantada con dicha sugerencia. Por el momento, he de confesar, el deber nos llama y tenemos que aparcar esta devoción para cuando nuestra agenda de catas nos permitan poder gozar de este placer que es disfrutar de un buen vino.
Palacio de la Vega Crianza 2008 |
Este crianza 2008 no es bueno, es cojonudo. Esta bueno con cerdo, fiambre (chorizo, salchichón salami), carne roja y pollo. Vamos, un vino que va con todo.
Como es natural y costumbre en nosotras, pusimos a prueba este vino. Lo pusimos por debajo de su temperatura de su servicio "optimo" (dos grados nada más, que recupero en cuestión de minutos con este calor que estamos sufriendo este verano: su servicio ideal): deliciosa y refrescante experiencia.
Lo probamos con filetes de lomo de cerdo (sin adobar), fiambre (chorizo, salami, salchichón) y paté con mermelada de fresa. Oh! Mon Dieu! Pero desde luego el palmarés se lo llevó las alitas de pollo bien crujientes y tostaditas. Eso es el paraíso.
Un vino para diario, para fin de semana, para una paella, o para lo que quieras. Pero me voy a dejar de florituras y dorar la pildora, porque ha quedado claro que nos ha gustado, y os dejo con nuestra cata.
Con lomo de cerdo |
Ficha de cata
Palacio de la Vega Crianza 2008. Cabernet Sauvignon, Tempranillo.
Precio: 5,12€ en Vinuranto
Color: rojo rubí con ribetes salmón.
Nariz: recuerdos a pimienta, frutos rojos, tostados y ligero toque a vainilla. Muy aromático
En boca es ligero, equilibrado, fresco, fácil de beber, tanino bueno y dulce. Postgusto dulce y fresco.
Buen acompañamiento para este chocolate |
NOTA: Aunque nos es un vino de chocolate, nosotras lo hemos probado con chocolate negro y no está nada mal.
Si lo habéis probado no dejéis de compartir vuestra opinión con nosotras.
¿Somos las únicas forofas de este vino?.
Ginny.
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